EN EL UMBRAL DE OTRA MISIÓN QUE ESTÁ SIENDO POSIBLE
Tania Avila Meneses
Me gustaría compartir con ustedes algunas intuiciones sobre el presente
y el futuro de la misión, desde mi experiencia como mujer indígena… laica…
teóloga, que transita, vive, siente en las expresiones
no oficiales de la Iglesia como son las peregrinaciones, danzas, velas,
rituales de renovación, agua, cantos. Donde las personas comparten su fe y
agradecen de diversas maneras el estar aquí y ahora. Y desde allí, desde lo no
oficial, sentipienso[1] la
misión habitando la historia justo en el umbral de otra misión que está siendo
posible.
Lucas Cerviño proponía, en el 2010, que otra misión es posible[2] tras
algunos años de camino consideramos que estamos habitando el umbral de esa otra
misión que está siendo posible pero no como totalidad sino como pequeñas
experiencias. Por eso la presentamos en la tensión liminal que provoca
el umbral, una realidad que está entre lo que fe y lo que está por ser. Esta
tensión nos remite al símbolo de la Chakana porque ella refleja
tensiones creativas que genera vida al igual que esta tensión creativa entre
una misión que gesta relaciones simétricas y una que consciente o
inconscientemente dio lugar a relaciones asimétricas.
La Chakana es un símbolo precolonial de las culturas que habitaron este
lado de la pacha, en quechua es traducido del como quechua: tawachakana, «cuatro escaleras», del aymara:
pusichakani, «la de los cuatro puentes»
«cruz andina» o «cruz cuadrada»[3]. Sin
embargo consideramos que esta palabra-concepto Chakana tiene mayor profundidad porque
si bien ‘chaka’ en quechua
significa puente el sufijo ‘na’ implica acción sobre alguien, hace referencia a
una acción recíproca y el conjunto de la palabra expresa una acción progresiva,
colaborativa, hecha en corresponsabilidad que genera fluidez... renovación, recrearse.
Como en la chakana la tensión creativa de los puntos cardinales, que no
marcan dicotomía sino presencia, generan el centro, taypi, también este estar en el umbral de la misión entre una
misión de tinte jerárquico e impositivo y una misión dialogal que buscan construir interrelaciones, genera una
tensión un centro de vida un espacio vital donde podemos hacer prácticas
concretas de una misión que está siendo posible. Otro mundo es posible es el
lema de la búsqueda de una sociedad mássimétrica.
Otra misión que está siendo posible es también la búsqueda de una
relación más simétrica. Este modo de relaciones se está dando en este espacio
pequeño, no con pompas ni sonajas, sino en lo cotidiano de la vida, en la
sencillez del pueblo, en aquello que nutre la vida. Y esta misión está siendo
protagonizada, como todo lo no oficial, por varones y mujeres comunes, de a
pie, por los pueblos indígenas lo que genera que otros conocimientos
sean valederos por lo tanto tienen y develan parte de la verdad.
Una mirada a la misión que estamos viviendo en los pueblos indígenas,
como parte del pueblo de Dios, siendo indígenas devela otro modo de conocer, vivir y
sentipensar la fe. Haciendo memoria, la primera evangelización estuvo
llena de dolor e imposición pero los pueblos indígenas nos enseñan que a pesar
de ese dolor con el que se ha vivido hemos aprendido a vivir esta misión de
otra forma. Transformando esa misión con cara de funeral[4] hemos aprendido a sentir una misión con cara de domingo de
resurrección. Una misión que celebra la vida, está en ritmo de resurrección
no de muerte, porque tras la muerte viene la resurrección. Por mucho tiempo nos
han dicho que somos culpables y nos han impuesto normas, en la actualidad, en
distintos lugares del mundo, los pueblos indígenas están compartiendo con
libertad su palabra y mostrando que en toda situación hay vida lo implica que
las relaciones sociales se van transformando.
Dentro de ese todo que es cotidiano están los rituales, la música, las danzas que todavía guardan muchos
conocimientos por develar para quienes somos indígenas pero también para otras
personas. La morenada “Bajo mi mascara traigo mi vida”[5], de la autoría de
WilgeArandia Cardozo e interpretado por el grupo Raymi Bolivia, nos inspira en
este otro modo de expresar la fe en lo cotidiano:
“Bajo mi máscara traigo mi vida y con mi
danza, madre mía, te la ofrezco.
Bajo mi máscara traigo mi vida y con mi danza,
madre mía, te la ofrezco.
Muchas alegrías convertidas en mil joyas,
muchas penurias cargo en mi traje,
Muchas alegrías convertidas en mil joyas,
muchas penurias cargo en mi traje.
Vengo junto a otros morenos y te traemos, el
amarillo del sol esperanza de vida
Vengo junto a otros morenos y te traemos, el
azul del cielo que nos cobija.”
Desde el modo de percibir la vida de los pueblos indígenas que está
reflejado en esta morenada cada persona lleva su vida, lo que implica amarse
a uno mismo, es necesario el encuentro con uno mismo y solo desde esta
experiencia poder interrelacionarse con las otras personas. Por lo tanto además
de anunciar el Evangelio esta búsqueda de cuidado de vida va a ser testimonio
y va a provocar dialogo. Se trae bajo la máscara la vida misma que se ofrece,
no que se impone y esta vida contiene categorías de verdad, contiene
pensamientos y sentimientos concretos. Se lleva alegrías y tristezas, se asume
la realidad viendo los extremos: lo que genera alegría y lo que genera tristeza
pero con una conciencia de que son parte de la realidad. De esta manera se
asume larealidad cotidiana de la vida sin negar la tensión de estos
sentimientos que develan la complejidad de la vida.
La persona ofrece la vida que trae bajo su máscara, el conjunto de la
vida que es ofrecido no solo a la
Divinidad sino a la comunidad, porque somos parte de un pueblo. Las
tristezas, las alegrías, la fe y el valor que la persona tiene para vivir, lo
comparte con otras personas. En el caso de la danza de la morenada, se comparte
primero con el bloque de danzantes que representa a la comunidad cercana, al
microcosmos de la persona, para luego compartirlo con el pueblo que esta
participando en las calles, ese macrocosmos que deja de ser participante ajeno
y se hace parte de esta danza.
Esta danza ritual busca armonía y equilibrio búsqueda común
a la del Evangelio. Jesús de Nazaret busca armonía y equilibrio en este oikos,
en esta casa común. La armonía y el equilibrio sólo se hacen realidad, se
encarnan en lo cotidiano si cada quien se hace corresponsable de esta
construcción dando testimonio de su fe ofrecida bajo su máscara.
La armonía y equilibrio no es la ausencia de conflictos en la realidad
cotidiana, sino asumirlos como parte de ella. Los pueblos indígenas ante un
conflicto implementan diversas estrategias, una de ellas es tomar las calles
como acción simbólica no violenta. La entrada[6]
en las calles y sobre todo la plaza principal es la apropiación del espacio,
apropiación de la fe. Esta fe de los pueblos indígenas no es una fe sumisa y
silenciosa ni es ya silenciada, sino es una fe que denuncia, que está llena de vida…
que es capaz de decir, cantar, que muchas
penurias trae en su traje… pero también las alegrías y eso es una denuncia
no violenta comprometida.
Este otro modo de ver a los pueblos indígenas y también este otro modo
de sentipensarnos como pueblos indígenas hace que haya un cambio en la
epistemología porque hay un proceso de asumir que no hay solo una verdad, como
se ha creído por mucho tiempo. Es necesario reconocer que el Evangelio responde
a una tradición cultural occidental y reconocer lo que los pueblos indígenas
develan otros modos de generar conocimiento que urge valorar y aprender de
ellos desde la cotidianidad de la vida.Urgencia también manifestada por el Papa
Francisco I: “Las expresiones de la piedad
popular tienen mucho que enseñarnos y, para quien sabe leerlas, son un
lugar teológico al que debemos prestar atención” (EG 126).
Si en sintonía con el Espíritu misionero somos capaces de reconocer los
diversos conocimientos que se gestan en
la sencillez de la vida cotidiana como lo hizo Jesús en Nazaret no
caeríamos en la tentación de generar solo teorías porque es en la práctica
donde actúa el Espíritu develando el misterio de la vida con sus diversos
dones.
Si el Espíritu está presente actuante en las historias urge reconsiderar
el conocimiento como un entretejer diversos conocimientos-sabidurías como los
de las mujeres, ciudades, campo, varones, jóvenes, adultos gestionamos
conocimientos que impulsan la transformación de la relaciones de poder porque
ya no hay solo una persona que sabe, que tiene la verdad. Ya no hay solo una
persona que es propietaria de la fe, sino que todas las personas somos corresponsables de cuidar la vida para que
las nuevas generaciones puedan habitar este oikos. Sentipensandonos parte
y no aparte del cosmos clave de convivencia ética compartida por los
pueblos indígenas que vive una dinámica de contemplación de la naturaleza,
tomar presencia con el entorno para cuidar y dejarse cuidar por ella, de modo
que cada ser se haga corresponsable con el curso histórico de la vida. Y lo que
se busca en el corazón del Evangelio, ¡cuidar la vida!
En el umbral de otra misión que está siendo posible, los pueblos
indígenas en las diversas realidades que habitan van generando sabidurías día a día, que poco a poco son restituidas en
su valor epistemológico y teológico. En
este umbral también se vislumbran algunas transformaciones en la
relaciónvarón-mujer la corresponsabilidad de trabajo conjunto entre varón y
mujer que va mucho más allá de la asignación de roles y la simple
complementariedad del chacha warmi
que todavía responden a lógicas dicotómicas de género que en sintonía con la
invitación de Papa Francisco I: “Muchas mujeres comparten responsabilidades
pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas
[…] y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es
necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la
Iglesia” (EG 103). Muestran la necesidad la corresponsabilidad en la misión de cuidar la vida gestando relaciones
simétricas.
Lo que implica también asumir nuestra corresponsabilidad también desde
la teología ya que el ejercicio teológico es acto segundo precedido por la
fuerza de la experiencia de la vida, en ese sentido hacer teología es vivir
intensamente la fe que cuida la vida cotidianamente en ritmo de resurrección.
[1]Como dice Galeano:
http://vimeo.com/26186810
[2]CERVIÑO, Lucas. Otra
Misión es Posible: Dialogar para generar espacios sapienciales e
interculturales. Cochabamba, Bolivia: Instituto de Misionología, 2010.
[3]http://lachacanahla.blogspot.com/2012/10/la-chakana-cruz-andina-la-chacana.html
[4]https://www.aciprensa.com/noticias/francisco-con-cara-de-funeral-no-se-puede-anunciar-a-jesus-52107/
[5]http://www.youtube.com/watch?v=ffG62nzrGTA
[6]Recorrido que hacen
los conjuntos de danzarines en las fiestas religiosas, ligada a la
peregrinación.
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