martes, 26 de mayo de 2015

Testimonio de una teóloga indígena boliviana



EN EL UMBRAL DE OTRA MISIÓN QUE ESTÁ SIENDO POSIBLE
Tania Avila Meneses

Me gustaría compartir con ustedes algunas intuiciones sobre el presente y el futuro de la misión, desde mi experiencia como mujer indígena… laica… teóloga, que transita, vive, siente en las expresiones no oficiales de la Iglesia como son las peregrinaciones, danzas, velas, rituales de renovación, agua, cantos. Donde las personas comparten su fe y agradecen de diversas maneras el estar aquí y ahora. Y desde allí, desde lo no oficial, sentipienso[1] la misión habitando la historia justo en el umbral de otra misión que está siendo posible.
Lucas Cerviño proponía, en el 2010, que otra misión es posible[2] tras algunos años de camino consideramos que estamos habitando el umbral de esa otra misión que está siendo posible pero no como totalidad sino como pequeñas experiencias. Por eso la presentamos en la tensión liminal que provoca el umbral, una realidad que está entre lo que fe y lo que está por ser. Esta tensión nos remite al símbolo de la Chakana porque ella refleja tensiones creativas que genera vida al igual que esta tensión creativa entre una misión que gesta relaciones simétricas y una que consciente o inconscientemente dio lugar a relaciones asimétricas.
La Chakana es un símbolo precolonial de las culturas que habitaron este lado de la pacha, en quechua es traducido del como quechua: tawachakana, «cuatro escaleras», del aymara: pusichakani, «la de los cuatro puentes» «cruz andina» o «cruz cuadrada»[3]. Sin embargo consideramos que esta palabra-concepto Chakana tiene mayor profundidad porque si bien ‘chaka’ en quechua significa puente el sufijo ‘na’ implica acción sobre alguien, hace referencia a una acción recíproca y el conjunto de la palabra expresa una acción progresiva, colaborativa, hecha en corresponsabilidad que genera fluidez... renovación, recrearse.
Como en la chakana la tensión creativa de los puntos cardinales, que no marcan dicotomía sino presencia, generan el centro, taypi, también este estar en el umbral de la misión entre una misión de tinte jerárquico e impositivo y una misión dialogal que buscan construir interrelaciones, genera una tensión un centro de vida un espacio vital donde podemos hacer prácticas concretas de una misión que está siendo posible. Otro mundo es posible es el lema de la búsqueda de una sociedad mássimétrica.
Otra misión que está siendo posible es también la búsqueda de una relación más simétrica. Este modo de relaciones se está dando en este espacio pequeño, no con pompas ni sonajas, sino en lo cotidiano de la vida, en la sencillez del pueblo, en aquello que nutre la vida. Y esta misión está siendo protagonizada, como todo lo no oficial, por varones y mujeres comunes, de a pie, por los pueblos indígenas lo que genera que otros conocimientos sean valederos por lo tanto tienen y develan parte de la verdad.
Una mirada a la misión que estamos viviendo en los pueblos indígenas, como parte del pueblo de Dios, siendo indígenas devela otro modo de conocer, vivir y sentipensar la fe. Haciendo memoria, la primera evangelización estuvo llena de dolor e imposición pero los pueblos indígenas nos enseñan que a pesar de ese dolor con el que se ha vivido hemos aprendido a vivir esta misión de otra forma. Transformando esa misión con cara de funeral[4] hemos aprendido a sentir una misión con cara de domingo de resurrección. Una misión que celebra la vida, está en ritmo de resurrección no de muerte, porque tras la muerte viene la resurrección. Por mucho tiempo nos han dicho que somos culpables y nos han impuesto normas, en la actualidad, en distintos lugares del mundo, los pueblos indígenas están compartiendo con libertad su palabra y mostrando que en toda situación hay vida lo implica que las relaciones sociales se van transformando.
Dentro de ese todo que es cotidiano están los rituales, la música, las danzas que todavía guardan muchos conocimientos por develar para quienes somos indígenas pero también para otras personas. La morenada “Bajo mi mascara traigo mi vida”[5], de la autoría de WilgeArandia Cardozo e interpretado por el grupo Raymi Bolivia, nos inspira en este otro modo de expresar la fe en lo cotidiano:
“Bajo mi máscara traigo mi vida y con mi danza, madre mía, te la ofrezco.
Bajo mi máscara traigo mi vida y con mi danza, madre mía, te la ofrezco.
Muchas alegrías convertidas en mil joyas, muchas penurias cargo en mi traje,
Muchas alegrías convertidas en mil joyas, muchas penurias cargo en mi traje.
Vengo junto a otros morenos y te traemos, el amarillo del sol esperanza de vida
Vengo junto a otros morenos y te traemos, el azul del cielo que nos cobija.”
Desde el modo de percibir la vida de los pueblos indígenas que está reflejado en esta morenada cada persona lleva su vida, lo que implica amarse a uno mismo, es necesario el encuentro con uno mismo y solo desde esta experiencia poder interrelacionarse con las otras personas. Por lo tanto además de anunciar el Evangelio esta búsqueda de cuidado de vida va a ser testimonio y va a provocar dialogo. Se trae bajo la máscara la vida misma que se ofrece, no que se impone y esta vida contiene categorías de verdad, contiene pensamientos y sentimientos concretos. Se lleva alegrías y tristezas, se asume la realidad viendo los extremos: lo que genera alegría y lo que genera tristeza pero con una conciencia de que son parte de la realidad. De esta manera se asume larealidad cotidiana de la vida sin negar la tensión de estos sentimientos que develan la complejidad de la vida.
La persona ofrece la vida que trae bajo su máscara, el conjunto de la vida que es ofrecido no solo a la Divinidad sino a la comunidad, porque somos parte de un pueblo. Las tristezas, las alegrías, la fe y el valor que la persona tiene para vivir, lo comparte con otras personas. En el caso de la danza de la morenada, se comparte primero con el bloque de danzantes que representa a la comunidad cercana, al microcosmos de la persona, para luego compartirlo con el pueblo que esta participando en las calles, ese macrocosmos que deja de ser participante ajeno y se hace parte de esta danza.
Esta danza ritual busca armonía y equilibrio búsqueda común a la del Evangelio. Jesús de Nazaret busca armonía y equilibrio en este oikos, en esta casa común. La armonía y el equilibrio sólo se hacen realidad, se encarnan en lo cotidiano si cada quien se hace corresponsable de esta construcción dando testimonio de su fe ofrecida bajo su máscara.
La armonía y equilibrio no es la ausencia de conflictos en la realidad cotidiana, sino asumirlos como parte de ella. Los pueblos indígenas ante un conflicto implementan diversas estrategias, una de ellas es tomar las calles como acción simbólica no violenta. La entrada[6] en las calles y sobre todo la plaza principal es la apropiación del espacio, apropiación de la fe. Esta fe de los pueblos indígenas no es una fe sumisa y silenciosa ni es ya silenciada, sino es una fe que denuncia, que está llena de vida… que es capaz de decir, cantar, que muchas penurias trae en su traje… pero también las alegrías y eso es una denuncia no violenta comprometida.
Este otro modo de ver a los pueblos indígenas y también este otro modo de sentipensarnos como pueblos indígenas hace que haya un cambio en la epistemología porque hay un proceso de asumir que no hay solo una verdad, como se ha creído por mucho tiempo. Es necesario reconocer que el Evangelio responde a una tradición cultural occidental y reconocer lo que los pueblos indígenas develan otros modos de generar conocimiento que urge valorar y aprender de ellos desde la cotidianidad de la vida.Urgencia también manifestada por el Papa Francisco I: “Las expresiones de la piedad popular tienen mucho que enseñarnos y, para quien sabe leerlas, son un lugar teológico al que debemos prestar atención” (EG 126).
Si en sintonía con el Espíritu misionero somos capaces de reconocer los diversos conocimientos que se gestan en la sencillez de la vida cotidiana como lo hizo Jesús en Nazaret no caeríamos en la tentación de generar solo teorías porque es en la práctica donde actúa el Espíritu develando el misterio de la vida con sus diversos dones.
Si el Espíritu está presente actuante en las historias urge reconsiderar el conocimiento como un entretejer diversos conocimientos-sabidurías como los de las mujeres, ciudades, campo, varones, jóvenes, adultos gestionamos conocimientos que impulsan la transformación de la relaciones de poder porque ya no hay solo una persona que sabe, que tiene la verdad. Ya no hay solo una persona que es propietaria de la fe, sino que todas las personas somos corresponsables de cuidar la vida para que las nuevas generaciones puedan habitar este oikos. Sentipensandonos parte y no aparte del cosmos clave de convivencia ética compartida por los pueblos indígenas que vive una dinámica de contemplación de la naturaleza, tomar presencia con el entorno para cuidar y dejarse cuidar por ella, de modo que cada ser se haga corresponsable con el curso histórico de la vida. Y lo que se busca en el corazón del Evangelio, ¡cuidar la vida!
En el umbral de otra misión que está siendo posible, los pueblos indígenas en las diversas realidades que habitan van generando sabidurías día a día, que poco a poco son restituidas en su valor epistemológico  y teológico. En este umbral también se vislumbran algunas transformaciones en la relaciónvarón-mujer la corresponsabilidad de trabajo conjunto entre varón y mujer que va mucho más allá de la asignación de roles y la simple complementariedad del chacha warmi que todavía responden a lógicas dicotómicas de género que en sintonía con la invitación de Papa Francisco I: “Muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas […] y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia” (EG 103). Muestran la necesidad la corresponsabilidad en la misión de cuidar la vida gestando relaciones simétricas.
Lo que implica también asumir nuestra corresponsabilidad también desde la teología ya que el ejercicio teológico es acto segundo precedido por la fuerza de la experiencia de la vida, en ese sentido hacer teología es vivir intensamente la fe que cuida la vida cotidianamente en ritmo de resurrección.



[1]Como dice Galeano: http://vimeo.com/26186810
[2]CERVIÑO, Lucas. Otra Misión es Posible: Dialogar para generar espacios sapienciales e interculturales. Cochabamba, Bolivia: Instituto de Misionología, 2010.
[3]http://lachacanahla.blogspot.com/2012/10/la-chakana-cruz-andina-la-chacana.html
[4]https://www.aciprensa.com/noticias/francisco-con-cara-de-funeral-no-se-puede-anunciar-a-jesus-52107/
[5]http://www.youtube.com/watch?v=ffG62nzrGTA
[6]Recorrido que hacen los conjuntos de danzarines en las fiestas religiosas, ligada a la peregrinación.

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